No me lo van a creer, pero para mí absoluta sorpresa la otra noche soñé con el gran Buddy Holly. Lo vi tal como aparece en su primer disco, con los anteojos tipo Woody Allen y el riguroso traje. Se hallaba envuelto en una nube negra en la que las continuas descargas eléctricas lo emblanquecían de repente, y así me dijo lo que hora transcribo sin la menor alteración.
Tengo veintidós años y me gusta ponerme traje y corbata. Y qué. ¿Me veo cuadrado? Pues me vale. Yo no tengo tiempo de estar pensando en el look, no quiero ser una Glamorosa Estrella. En realidad no quiero nada, más que hacer lo que me gusta es componer canciones y tocarlas con otros tres vatos, porque, para mí, el conjunto de rock por excelencia es de cuatro: bataca, tololoche, o bajo eléctrico, requinto y un cantante que de perdida pueda tocar una lira de acompañamiento o maracas, pandero, güiro, percusiones leves: una clave, una clave, una tabla para lavar, esas cosas. pero eso sí: a huevo tiene que tocarla armónica. Si no, esta jodido.y cantar, claro, con estilacho, como Presley, y luego con la voz muy aguda, sin miedo a los falsetes. Digo.
Pues sí, así forme yo mi grupo, The Crickets. Si, los grillos, tú dirás que este nombre es totalmente anodino, si no es que tarado, pero esa es la movida que siempre me traje: pasar por fresa para quitarme de encima toda la jodedera que soportan los que andan muy machines, muy hip. A fin de cuentas lo de a deveras está dentro, no en la caratula, ¿o no? Es mejor llamar la atención por el trabajo y no por la fachada: como te vistes, que jaladas dices. En las canciones esta todo. Mira a mí se me ocurre una tonadita, y con ella por lo general sale la letra, sola, como una que no se me iba de encima y le puse “ese será el día”. Bueno, pues compuse el asunto y junte a unos changos y la grabamos en el garash de mi casa con el equipo que tanto trabajo me costó comprar. Debo decirte que en esa época, te estoy hablando del siglo pasado, de los mil novecientos cincuenta y tantos, yo andaba más en la cosa ranchera, digo, si naces en Texas o en el sur tienes que entrarle a la onda ranch, ¿no?, y, total, mi canción era ranchona. Logre que la Decca la comprara. Pero no pego.
Y ahí andábamos, tocando y palomeando donde se pudiera, cuando nos dieron chance de abrirle una tocada a Elvis Presley, que para entonces andaba de jira y en el estrellato total. No pues nos impresiono mucho el Pelvis y yo comprendí que a la verga con las rancheras, la verdadera onda estaba en el rocanrol, así es que entonces forme a los Crickets y grabamos “that´ll be the day” ahora como rocanrolito. Le metí pistas dobles y triples, lo cual no hacia nadie entonces, y nos la aceptaron en discos Coral. No pues esta canción llego al primer lugar de ventas y de pronto ya éramos famosísimos; nos pedían autógrafos, se emocionaban como loquitos, las chavas se desmayaban, nos hacían entrevistas y tuvimos que salir de jira porque todos querían vernos.
De por si desde antes del exitazo yo andaba en una etapa muy prendida componiendo rocanroles y me eche una buena serie. Casi todos pagaron fuerte, en especial “Peggy Sue”, que le compuse a la novia de Jerry Allison, el nuevo bataquista de los Grilletes (je je). Pero también la hicimos en grande con “Early in the morning”, “Not fade away”, “Rave on” y con “It doesn´t matter anymore”. Y de pronto ya éramos casi famosos como Elvis. De todas partes nos llamaban. A mis cuais no les gusto que yo sobresaliera, me agarraron envidia, así es que mande al carajo a Norman Petty, el productor, que me quería agarrar de su mensito, y a los Crickets también, de pasada, y nos metimos en un horrendo pleito legal.
Yo necesitaba lana, porque además me acababa de casar con la Divina Chuy, que diga, con Maria Elenita Santiago, y acepte entrarle una jira de los Bailes-fiesta de invierno, en medio de nevadas y borrascas. Íbamos tan lentos que en Iowa, al Big Bopper y al Ritchie Valens y a mí, que éramos los stars de la jira y teníamos con que, se nos ocurrió contratar un avión para llegar a Minnesotta en menos que se dice cuas. Lo hicimos, y apenas nos habíamos subido cuando el avioncito empezó a zarandearse gacho y yo den pronto comprendí que hasta allí llegaba mi boleto. Nos íbamos a morir, ni más ni menos. Lo supe clarito. Me entro una sensación muy cool y vi que tanto el Big Bopper como Ritchie habían comprendido que nos íbamos a dar en toda la jefatura. Nos miramos sin decir nada, porque el estruendo de la tormenta y el motor ensordecían. Y “oh baby, you know what I like!”, alcanzo a canturrear el Bopper con una sonrisa triste cuando el avión se estrello y nos morimos bien muertos el brincotes, el Ricardo Valenzuela y yo.
Fue un golpe indeciblemente fuerte que se volvió un destello de luz clara y luego oscuridad total. Y después, ¡carajo! me doy cuenta de que hay estoy yo viendo el avión desmadrado. No siento frio y así comprendo que soy puro espíritu. Al poco rato veo que ahí andaban también los fantasmas de Ritchie y del Bopper sin creer lo que pasa. Los tres vemos cuando llega la gente y encuentra los cadáveres de ellos dos, pero el mío no ¡donde quedo mi cuerpo, con una chingada! Busco rapidísimo y finalmente lo veo debajo de unas ramas que se cayeron. Estoy bien cubierto y por eso no me ven. Por eso y por ineptos, por que una buena buscada sin duda hallaría mis restorantes. Con horror advierto que se van de ahí y dan por concluido el asunto. Los sigo y veo como sepultan al Bopper y al Valens, y sus espectros entonces desaparecen.
Y desde entonces aquí ando, todavía de tacuche y corbata. Vi como los Beatles me hacían justicia y los Rolling Stones y Linda Rondstadt también, y como Elvis Costello tenía el nombre de Presley pero se esforzaba por parecerse a mí. Total, yo, que no quería tener un look, acabe teniéndolo. ¡No es posible! ¡Qué horror! ¡Por favor! Help, I´m a rock ¡¡alguien tiene que ayudarme! ¡Tú ayúdame! Diles que la única manera para dejar de ser espectro y material de triphoperos es que busquen mi calaca, ahora si bien, y me entierren. No tiene que ser una gran cosa, con un cualquier entierro me conformo, o una cremación de lo que encuentren de mi. Hay lo que sea su voluntad.
¡Ayúdame! Entonces desperté mientras en mi mente aun resonaba la canción “you´re gonna miss me, early in the morning, one of these day, oh yeah!”
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